La historia del molino de s'Olivera empezó cuando una parte de la gran finca de Es Gorg se segregó con este nombre. Se trataba entonces de un terreno de secano. En 1952, su propietario, para convertirlo en regadío, localizó y realizó las captaciones de agua y llevó a cabo las obras para la construcción del molino y la alberca, a cargo del maestro de obras ibicenco Miquel Fluixà. En el marco del desarrollo del Plan parcial de s'Olivera, el Ayuntamiento de Santa Eulària des Riu tomó la titularidad de una parte de este sector que incorporaba el molino, la alberca y varios tramos de canales de riego, con el fin de garantizar su conservación. En 2004, el entonces Consell Insular de Eivissa y Formentera encargó un proyecto de restauración del molino, con sus artilugios, y de la alberca que fue ejecutado entre los años 2006 y 2007. El resultado de las actuaciones realizadas lo dejaron tal y como era originalmente: un molino aguador, en perfectas condiciones y en funcionamiento mecánico práctico.
